Él se había retirado a la vida privada en la hacienda de Canutillo y
se dedicaba a las labores del campo. Pero seguía siendo un peligro
latente para los intereses de los que en ese tiempo ostentaban el poder.
Antes de su muerte concedió entrevistas a periodistas norteamericanos,
declaró que de ser necesario se volvería a levantar en armas y esto
preocupó a un antiguo enemigo de Villa, Álvaro Obregón y a Plutarco Elías Calles que extraoficialmente fueron los conspiradores de su muerte.
La historia oficial señala como autor intelectual a un diputado de la legislatura estatal del gobierno de Durango de nombre Jesús Salas Barraza y un tal Melitón Lozoya, pero al parecer esto fue una cortina de humo para ocultar a los verdaderos responsables y calmar al pueblo.
Se monta un velatorio improvisado en un hotel Hidalgo en la que los
curiosos pudieron constatar que realmente Villa estaba muerto, varias fotografías
crudas atestiguan el hecho y es que habían sido tantas las veces en las
que el rumor de la muerte de Francisco Villa que era difícil creerlo y
aceptarlo por la gente.
En el lugar donde fue asesinado ahora está el museo Francisco Villa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario